bebidas energéticas
El origen de las bebidas que hoy se comercializan
como “Bebidas con cafeína y taurina” y otras denominaciones data de los años ochenta, cuando se
dieron a conocer como bebidas energizantes, utilizadas por deportistas, porque supuestamente incrementaban la resistencia física, atributo por el que su consumo
se extendió para todo tipo de personas, especialmente para los jóvenes, que buscaban incrementar su rendimiento
durante largas jornadas de trabajo o de fiesta; muchas veces, combinándolas con el alcohol. La verdad es que por su
formulación, además de los carbohidratos generalmente
provenientes del azúcar, no proveen una carga de energía
significativa; en todo caso sí son estimulantes por su contenido de cafeína y otros ingredientes.
En general, este tipo de bebidas contienen cafeína y/o
taurina junto con otros ingredientes que varían según su
presentación y marca, entre los cuales destaca el guaraná,
el ginseng, la glucuronolactona, mezclas de vitaminas del
complejo B, edulcorantes calóricos (azúcar, glucosa, fructosa, jarabe de alta fructosa ) y no calóricos (acesulfame
K, sucralosa y stevia), sodio, inositol, carnitina, extractos
de café y té verde entre otras sustancias, muchas de ellas
de origen vegetal.
La cafeína actúa en el sistema nervioso central al inhibir la adenosina, neurotransmisor encargado de las sensaciones de cansancio y sueño, potencializando a su vez la
concentración y sensación de bienestar, además de producir un efecto diurético –esto resulta importante debido a que puede ocasionar una súbita deshidratación en
quien las consume. Por esta razón, se debe tener claro
que no se trata de bebidas hidratantes –lo que requeriría un deportista–, contrariamente a lo que se piensa, son
diuréticas.
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